ON DEMAND: Pinceladas de juventud / @rodriayc

// //


Para entender la consigna de on-demand, clickeá acá.

Historia compuesta on-demand basado en las menciones de @rodriayc


Me levanté, un día más dije y procedí a ponerme el salto de cama y agarrar mi libreta. Intenté describir el paisaje que había en el inmenso ventanal de mi cuarto pero ya no me quedaban palabras para describir propiamente la abundancia. Estaba harto de los pastizales, de los paisajes impolutos y perfectos que nuestro Dios había creado. 

Me persigné antes de dejar el cuarto y abandoné mi libreta debajo del colchón, escondida para que no la vea mi viejo mientras estaba desayunando.

- Mirá quien se levantó. Mirá que te queda poco para dormir hasta tarde. En 364 días vas a tener que estar limpito y a pie de cañón. - Soltó mi padre antes de que siquiera pudiese meterme una tostada en la boca.
- Me quedan más de 520 mil minutos para disfrutar, no me arruines este - respondí y me senté a disfrutar el café que había preparado Marta, ‘la señora que limpia’ en la casa.


Yo siempre fui bueno con los números, pero no me llaman. No tienen alma, no tienen nada que ofrecerme; pero de alguna forma mi padre estaba seguro de que eso era todo lo que yo tenía para aportar en el mundo.


Terminé el desayuno y le pedí las llaves de la camioneta a mi viejo para ir a la playa. Nunca me dice que no y si bien estoy agradecido, me gustaría algún día tener que renegar y pelear con el privilegio de que no nos falte nada. Siento que esa asquerosa libertad me priva de los sentimientos que realmente importan.


Me fui y conduje nosecuantos kilómetros, desde Villa Serrana, hasta la playa mas cercana en Rocha. Iba manejando con la mente en blanco. Tengo este último dato porque tuve que pagar un peaje, nada más.


Decidí frenar en una parte de la ruta que daba justo a la costa atlántica y bajar a mojarme los pies. Necesitaba sentirme humano, sentir el frío disonante de algo más grande que yo y mis posibles influencias.


Al bajar, noto que la playa estaba desierta a excepción de un wacho de mi misma edad con pintas jipis, rastas y un montón de tatuajes; no le faltaba un solo número para cantar bingo.


No pude poner un pie en el agua antes de que me abordase

- ¿como va? - me tiro, acorralándome en pleno escapz
- Acá con una banda de problemas - dije, desinteresado.
- Económicos seguro que no son. - dijo en tono burlón

- Acaso son los únicos problemas que importan? - respondíNo no, pero sin dudas que tu ying es mi yang. Déjame adivinar, estas enojado con tu condición de cheto - respondió con un carisma digno de cagador.
- Debe ser simple que tus problemas se reduzcan a tener que alimentarte y comprarte una Bermuda sin agujeros - dije en con un tono insolente que no pretendía serlo; estaba a la defensiva
- Tranquilo, hay problemas más grandes. Sabes lo difícil que es coordinar todos los chakras - me dijo y de repente tenía toda mi atención. Solo era él y el ruido de las olas. 


Antes de que terminase este relato me interrumpió el cliente.

- disculpa, podes pintar en silencio? - Dijo, matando así el único recuerdo que me queda del amor. Recordándome que el arte es transaccional y que había rechazado las comodidades de mi viejo por vivir de changas y fogatas.


Me retrotrajo a pensar dónde mierda voy a dormir hoy de noche, a planificar estrategias para comer y a entender que esta es la vida que elegí.

En realidad no la elegí, me quede sin opciones